Pep Montserrat
Tengo dos amigos griegos: Antaios y Mikaela. Cuando los conocí, hace
cinco años, pensaba que estaban casados, porque discutían todo el día.
En posteriores viajes a Grecia comprendí que los griegos siempre parecen
estar peleando. Así hablan. Pero en mi última visita a Atenas he visto a
mis amigos discutir mucho, y esta vez sí era de verdad.
Debaten de política, claro. Desde que la crisis se cebó con los
griegos, todas mis conversaciones en ese país terminan en política. Las
entrevistas promocionales de mis libros siempre terminan con preguntas
sobre la crisis. Todo el mundo quiere saber qué opinas, qué harías tú,
cómo se vive la crisis en España y, de ser posible, con cuánto fervor
detestas a Angela Merkel.
Pero mis amigos Antaios y Mikaela no se limitan a pelear. Cada uno se
ha apuntado a un partido político diferente. Uno de izquierda y otro de
más a la izquierda.
Antaios es el moderado. Fue comunista en su juventud, pero vivió en
Italia y se sintió atraído por el eurocomunismo. Es periodista y editor
literario. En los últimos años se ha vuelto también un intelectual
famoso. Los medios de prensa lo llaman para que comente libros o analice
las elecciones italianas. Y colabora con el Partido de Izquierda
Democrática, un pequeño grupo que ocupa el 7% del Parlamento.
–Los griegos están furiosos con Alemania y con el FMI –me dice
mientras conduce en el agresivo tráfico de Atenas–. Culpan a esas
instituciones de la crisis. Pero debemos admitir que nosotros hemos
hecho las cosas muy mal, con límites inaceptables de corrupción,
falsedad e ineficiencia. Culpar a los demás es sólo una manera de eludir
nuestra responsabilidad.
–¿Pero no es eso lo que dice la derecha? –pregunto–. Pensé que tu partido era de izquierda.
–Lo es, pero estamos en coalición con la derecha de momento, porque
la prioridad es quedarnos en Europa. Una vez que aseguremos eso,
podremos legislar a favor de los trabajadores, contra las grandes
empresas.
–¿Y eso no es lo mismo que dice el Pasok, el Partido Socialista?
–¡Pero nadie le cree al Pasok! Ya han gobernado, y están podridos de
corrupción. Hace falta un partido que diga lo mismo, pero que sí tenga
credibilidad.
Mikaela es más radical. Cuando ella era joven conoció la violencia
política. Al padre de su primer novio lo asesinaron estando ella en la
misma casa. Vivió en Francia y quedó seducida por la cultura
revolucionaria de los estudiantes. Es una periodista de prensa y
televisión. Ahora es cercana al frente de izquierda Syriza, segunda
fuerza política del país y principal opositora a la coalición de
gobierno. Para Mikaela, Grecia necesita una actitud más contestataria de
cara a Europa. Dice:
–Las políticas económicas de ajuste están asfixiándonos. Tenemos un
desempleo cercano al 30%. Entre los jóvenes llega al 60% ¿A quién se le
puede ocurrir que este sea un modelo exitoso?
–¿Entonces ustedes proponen marcharse de Europa?
–No. Antaios nos pinta como unos vándalos antieuropeos. Pero lo único
que queremos es una negociación más justa para pagar los préstamos.
Durante mi viaje ceno con los dos, Antaios y Mikaela. Aún se ven, pero su relación se ha enfriado. Se dicen cosas como:
–¡Antaios, tú no eres sensible a la pobreza que vivimos!
–¡Pero si tú vives en uno de los mejores barrios de Atenas!
–¡Y tú también!
En el fondo, la principal diferencia entre ellos es quién es el
culpable: ¿Hicieron las cosas mal los griegos o la troika? ¿Quién debe
pagar ahora?
La discusión de mis amigos repite muchas que he escuchado en España.
Normalmente es la izquierda la que lidera los cambios sociales en los
países. Y Europa del sur sin duda necesita cambios, pero la crisis ha
hecho preguntarse a mucha gente: ¿No ha sido también la izquierda
responsable por las políticas equivocadas? ¿Necesitamos una izquierda
más radical o una moderada más creíble? Las respuestas a esas preguntas
no sólo decidirán el futuro de mis dos buenos amigos, sino el de los
millones de personas que vivimos aquí.
Twitter: @twitroncagliolo
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